Monday, July 27, 2009

Aterrizar

Unos días en el sur de Francia me devolvieron a lo que en esencia soy, una persona de familia. Algo que en los últimos años siento que he ido perdiendo. Hace varios años que, en cantidades tan grandes de gente, no me había sentido tan bien. Con los niños, los amigos, los de siempre, sin tiempo. En familia. Aterrizar, ser uno, único entre todos, ser igual a todos. Mi familia vasco-española-francesa me hizo recordar los grandes años de mi vida, los formadores, los que tallaron mis quereres. Se casó mi hermano, el menor, el querido. Y en vez de sentirme solo, me sentí aún más acompañado.
Viajo solo y me pierdo entre aviones de aquí para allá.
Ya no siento en Francia lo que sentía antes de partir, una necesidad de estar, de Paris.
Ahora en Francia, en familia, como en mis múltiples estancias en Lima, esta vez, en mi segunda casa, el País Vasco, me aterrizaron, con dulzura, con cariño, con "muxus" y gritos, entre sobrinos y primos, entre rosé y tinto, champán y paxarán. Entre siestas y despertares, me sentí nuevamente en casa, lejos de las tensiones de los últimos meses, cerca de mi, de lo que quiero, cerca de la simplicidad que busco. Lejos, muy lejos, del desamor, de los desencuentros, de los malentendidos. Cerca de la gente que quiero y me quiere, así no más, simplemente.

Oscar
Bayonne, 15 de julio 2009

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